La inoportuna como desesperada convocatoria desestabilizadora hecha por el alcalde de Guayaquil, Ab. Jaime Nebot, de salir a las calles "cívicamente" para protestar contra el Gobierno de la Revolución Ciudadana y contra el Socialismo del Siglo XXI que lidera el Presidente Correa, no es otra cosa sino el inútil y angustioso pataleo de polarizar el ya superado regionalismo (antes exitoso para ellos) y un intento, que me atrevo a pensar será fallido, de la rancia oligarquía por posicionarse políticamente, acudiendo al método urticante de la algarada, utilizando la "democracia tumultuaria" que en otras ocasiones les ha dado resultados a sus fines económicos protervos y para sus ambiciones separatistas históricamente conocidas por los ecuatorianos.
Cuando funcionaba cronométricamente el inequitativo bicentralismo, que estimulaba la bicefalgia urbana de Quito y Guayaquil, las rentas para los gobiernos seccionales pequeños eran asignadas por cuenta gotas y que llegaban, cuando es que llegaban, luego de la engorrosa tramitología y después de engrasarles las manos a los funcionarios del Ministerio de Finanza.
Debe recordar Nebot que en el tristemente célebre gobierno de la Reconstrucción Nacional, cuyo líder indiscutible fue el inefable León Febres Cordero, él fue gobernador de la provincia del Guayas y con él se implementó las inequitativas Unidades Ejecutoras, que no eran otra cosa sino organismos centralizados, olvidándose de la autonomía y la independencia de los gobiernos seccionales descentralizados, que necesitaban de una mejor legislación que jerarquizara los entes provinciales y transfirieran los recursos oportunamente y en las cantidades justas, para provocar el desarrollo y el progreso regional tan necesario para terminar con las inequidades.
Seguramente Nebot ya no recuerda, porque sufre de amnesia fomentada, que a través de estas sui géneris unidades los gobernadores del indefinible León Febres Cordero manejaron ingentes recursos, que fueron distribuidos clientelarmente y, de acuerdo a lo dicho por periodistas independientes y políticos honestos de la época, sirvieron para inmoralmente enriquecer a los llamados nuevos ricos, que paseaban su impudicia con inaudito desparpajo y total desvergüenza, mientras Consejos Provinciales y alcaldías no tenían ni para pagar sueldos, y sólo daban migajas cuando dóciles se inclinaban ante los designios de un poder arbitrario y concentrador de la riqueza.
No es por rentas que Nebot protesta con furia de bestia herida, pues el Gobierno, el Congreso y la AME hasta la saciedad han explicado, en diferentes foros y por muchos me dios, la ley y la metodología que permite una distribución social y regionalmente equitativa, que va a permitir la despolarización del desarrollo. Es preferible que Nebot diga paladinamente que su protesta es política y que no comparte el modelo económico por que va en contra de su condición de oligarca concentrador de la riqueza.
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