EL IMPERIO EN EL SIGLO XXI
Por: Iván Delgado Martínez
Hablar del Imperialismo Norteamericano y de su fementida política expoliadora, es reseñar siglos de piratería, intervenciones militares violentas, exacción económica sin parangón y acciones políticas desleales, como propiciar guerras intestinas, golpes militares brutales, dictaduras sangrientas, gobiernos entreguista de fachada seudo-democrática, imposiciones y demás trafasías que ofenden y repugnan la conciencia universal.
No en vano Simón Bolívar aseguraba, en el vivac de las luchas independentistas, que los Estados Unidos estaban destinados por la providencia divina a plagar a América de miseria y dolor en nombre de la libertad.
Tomas Jefferson en 1789 decia: " Nuestra Confederación a de verse como el nido desde cual se poblara América entera, tanto la del Norte como la del Sur. Más cuidemos de creer que este gran continente in teresa expulsar a los españoles. De momento aquellos países se encuentran en mejores manos, que sólo temo resulten débiles en demasía para mantenerlos sujetos hasta el momento de que nuestra población crezca lo necesario para arrebatárselos parte por parte."
John Adams decía, en carta al aventurero James Wilkinson, Gobernador de La Florida: " La gente de Kentucky esta llena de ansias de poder y, aunque no es pobre, siente la misma avidez de saqueo que dominó a los romanos en sus mejores tiempos. Méjico centellea ante nuestros ojos. Lo único que esperamos es ser dueños del mundo, para entender la esencia del capitalismo monopolista y la estructura del poder transnacional, bueno es comprender que ha sido un razgo en la historia del capitalismo que en las fases de prolongado estancamiento, a falta de una rentabilidad suficiente del capital en la esfera productiva, se desarrollen actividades especulativas, que no están orientadas a superar la falta de desarrollo, sino a recuperar las tasas de beneficio del capital.
Esta es la esencia del sistema de dominación imperial, donde existe la transnacionalización de la economía y el sistema de globalización en beneficio de los países recipientes y en contra de las naciones tributarias, convirtiendo a unos países en especialistas en ganar (las naciones ricas) y otros en perder (los países dependientes mal llamados subdesarrollados).
Se argumenta con mucha lógica que la globalización se expresa principalmente en la forma de capitales errantes o "golondrinas" donde sus propietarios buscan por todo el planeta las posibilidades de inversión y una ubicación más lucrativa en detrimento de los países pobres que venden sus materias primas en desventaja, a través de un intercambio desigual.
Por todo lo dicho que apenas es una apretada muestra del carácter explotador del imperialismo yanqui, me párese es pertinente debatir y desentrañar la esencia de la política agresora y belicosa de este imperio que no quiere tener fronteras y que, para el caso nuestro, pretende seguir considerándonos su patio trasero.
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