lunes, 22 de febrero de 2010

LA REVOLUCIÓN ECONÓMICA Y PRODUCTIVA

Por: Iván Delgado Martínez

Cívica y militantemente, los ecuatorianos debemos estar plenamente enterados de lo que propone R. Correa como Presidente de la República y como líder máximo de su organización política; no sólo para coincidir con él, cuando sus decisiones son acertadas y la situación lo amerite, sino también para de manera frontal y razonada criticar, con argumentos válidos y no con falsos silogismos, las posibles y humanas equivocaciones de un mandatario dispuesto a jugársela por la patria, tomando al "toro por los cuernos".

No es bueno obrar, frente a los problemas palpitantes, de manera visceral porque únicamente nos une y nos concitan afectos y desafectos. Resultaría terrible para la vida democrática, que los ciudadanos nos dividamos maniqueistamente entre correistas y anti correista, como si no existieran otras opciones de interpretar al mundo, la sociedad y al hombre.

Los afectos y desafectos -insisto-, alejados de la racionali dad y del profundo análisis crítico, nos llevará a una confrontación inútil y estéril, que es lo que en el fondo buscan los poderes fácticos y la oligarquía desestabilizadora, parte de las sanguinarias dictaduras y las fementidas "democracias" neoliberales.

Luego de esta larga digresión, me párese oportuno y por su puesto necesario abordar el tema que sugiere el título del comentario ( LA REVOLUCIÓN ECONÓMICA Y PRODUCTIVA), que corresponde al tercer eje de la Revolución Ciudadana, propuesta en campaña y luego desarrollada desde el gobierno nacional, en estricto cumplimiento a las ofertas electorales, dando fiel cumplimiento como debe ser, cuando el partido y el líder no recurre a la demagogia y a los vaporosos discursos de tarima - pronunciados por los magos del embeleco que ofrecen "PAN, TECHO Y EMPLEO", "JAMA, CALETA Y CAMELLO" , etc.- con proverbial desparpajo y colosal irresponsabilidad.

La revolución económica y productiva que lleva a cabo el Gobierno de la Revolución Ciudadana, bajo la lógica del Socialismo del Siglo XXI, tiene por objetivo fundamental romper con los viejos paradigmas de la economía capitalista convencional y pasar, basado en nuevas estrategias productivas, a un amplio proceso económico para crear nuevos e prendimientos y muevas formas de producción, que tengan como prioridad la autonomía financiera, la soberanía alimentaria y el buen vivir, entre otros presupuestos acordes a los nuevos esquemas del autocentramiento económico y del desarrollo humano, propuestos por el proyecto de la Revolución Ciudadana.

Resulta largo enumerar los contenidos teóricos de la Revolución Económica y Productiva, establecida en la declaración de principios y en el plan de gobierno, pero el espacio no lo permite y, además, debe ser tarea de especializados; sin embargo es de destacar el interés que la propuesta pone al Estado para los más pobres de la patria, secularmente humillados y ofendidos por los poderes económicos tradicionales.

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