lunes, 25 de julio de 2011

EL BONAPARTISMO

POR:
IVÀN DELGADO MARTÌNEZ

Opositores a las nuevas tendencias polìtico-democràticas de Amèrica Latina y el Caribe, consideran que la mayorìa de sus lìderes, que han optado oportunamente por el socialismo del siglo XXI o por posturas menos dòciles ante el imperio, se suman a las tendencias autoritarias, a las que fuera de contexto llaman populistas y caudillistas con fuertes convicciones "bonapartistas" y "cesaristas", que acabaràn -dicen- con la tradiciòn democrático-liberal-burgùesa representativa imperante hasta hace poco al sur del continente.

Estos gobiernos nacionalistas y patriòticos de tendencia socialista y democráticos herederos del liberalismo libertario, que sostienen la tesis de la Patria Grande plantean ahora, fieles al pensamiento bolivariano, nuevas formas de incersiòn econòmica, paradigmas modernos en lo social y apuestan a maneras novedosas en lo ètico-cultural, para romper con los viejos y viciosos mètodos teòrico-polìticos heredados de las oligarquìas dominantes, de los populismos perniciosos y de las dictaduras gorilas que asolaron el sur de Amèrica.

Aquì sì, emparentados con las tendencias fascistas de una suerte de bonapartismo y cesarismo que viviò, por ejemplo, en carne propia Antonio Gransci en Italia, quien fue encarcelado por oponerse a la dictadura de Benito Mussolini. Gransci considera a esta forma fascista como manifestaciòn burguesa del cesarismo... Coincidentes -entonces- con los criterios de pensadores como Pierre J. Proudhon, Leòn Trotsky con su anti estalinismo y otros, como Carlos Marx que, por ejemplo, sostuvo que el cesarismo (o el bonapartismo) "es un concepto que no se ajuste a la nueva realidad, constituyèndose en una comparaciòn històrica forzada".

Al respecto de los temas abordados desde diferentes vertientes polìticas, cabe señalar la tesis de la muerte del espìritu de Spengler, en la obra "LA DECADENCIA DE OCCIDENTE" (que podemos comparar con a la muerte de las ideologìas o el fin de la historia de Francis Fukuyama), que
sostiene que "el cesarismo lo ùnico que significa algo que es poder personal que ejercen por su capacidades el Cesar o, en su lugar, un hombre apto. El mundo, colmado de formas perfectas, reingresa en lo primitivo, en lo còsmico a histórico..."

Realmente es mucho lo que respecto al cesarismo y al bonapartismo se puede debatir, para impulsar la polèmica sobre el autoritarismo, la democracia plebiscitaria y demàs corrientes polìticas propuestas al calor del impulso del socialismo del siglo XXI poco o casi nada difundido y socializado; pero lo que no es aceptable es que tanto la derecha violenta
como la izquierda inconsistente sacralice y cosifique el debate de ideas y principios con una ramplonerìa que se queda en la adjetivaciòn y en el uso terminològico simplista que todo lo añasca.

Portoviejo, 7 de julio de 2011

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