POR:
IVÁN DELGADO MARTÍNEZ
Aunque
no se le ha dado la suficiente cobertura informativa, un cable
internacional difundió la noticia de que un emigrante latino, que
disparó al aire a muchísimos metros de distancia de la Casa Blanca,
probablemente será sentenciado a cadena perpetua, si es encontrado
culpable de intento de magnicidio por las autoridades del Coloso del
Norte.
Seguramente este desesperado ciudadano tendrá un juicio
"imparcial" y sumarísimo, puesto que los Estados Unidos de Norteamérica,
donde ha sido bastante común los asesinatos a sus mandatarios, las
leyes son severìsimas en cuanto a penalizar estos actos repudiables y
son exigentes las medidas de seguridad, para proteger la integridad de
su presidente Barakc Obama que, también, por esas cosas del destino, es
premio Nobel de la Paz y por lo tanto se trata de un gobernante que
ejerce en este mundo unipolar el poder global a discreción.
Pero
claro, habría que saber si en verdad se trata de un acto premedita y
alevoso para cometer magnicidio con hechos agravados; por lo cual se
debería investigar con la mayor acuciosidad y transparencia, para saber
si constituye un caso delictivo o un acto fortuito e involuntario de
protesta que no llevaba la intención de cometer asesinato, sino de
llamar la atención sobre la crisis financiera cuya protesta se expresa
de costa a costa por parte de los "indignados" indignados; o tal vez,
es la protesta de un emigrante del tercer mundo afectado por la burbuja
inmobiliaria, por las leyes en contra de los "ilegales", por los
despidos masivos y los recortes sobre los beneficios sociales que dejan a
los ciudadanos en franca indefecciòn.
Cualesquiera sean los
casos, considero que la justicia debe obrar con celeridad, imparcialidad
y rigor para que no quede duda a la hora de administrar justicia y no
como en el Ecuador, caso del golpe de Estado artero contra Correa,
donde se aplaudió a rabiar y se estimuló con brutal sevicia el asesinato
del Presidente y luego irresponsablemente asambleísta, políticos
descalificados y medios sesgados pedían amnistía para los policías que
"gasearon", vejaron, le cerraron las puertas del hospital y difundieron
consignas de darle muerte al presidente. Luego, por supuesto, de que
falló el golpe de Estado.
Portoviejo, 23 de noviembre de 2011
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