POR: IVÁN DELGADO MARTÍNEZ
No
recuerdo en qué lugar y en qué momento oí decir que los problemas
generados por una burocracia indolente, los llamados servidores
públicos, no se curan con pócimas caseros y menos con emplastos y paños
tibios. Hay que aplastar, decía un ilustre ecuatoriano, el forùnculo
para que salga la madre con toda la pus sanguinolenta, y luego esperar
la recuperación pronta para que el cuerpo sano rinda eficientemente en
beneficio colectivo.
Digo esto sin tapujos, porque me parece
desproporcionada la alharaca levantada por un escuálido grupo de
funcionarios que politizan, junto con los descalificados politiqueros,
el asunto frente a la medida radical optada por el gobierno de separar
de sus funciones a servidores públicos, bajo la figura legal de compra
de renuncia obligatoria por razones de edad, ineficiencia en el
desempeño, anacronismos en los procedimientos y hasta actos reñidos
contra la moral y las buenas costumbres.
Ha sido necesario
recurrir a esta disposición oportuna y necesaria contemplada en la ley, y
gran parte de los funcionarios, que están conscientes de que vegetan en
sus puestos de trabajo, reciben la medida con resignación y algunos con
beneplácito, porque son liquidados con indemnizaciones justas, a pesar
de que muchos ofrecían dificultades para vender facilidades. Es en
estas circunstancias que el Estado decide tomar el toro por los cuernos
y aplicar correctivos para evitar daños mayores a la sociedad en su
conjunto.
No es una exageración cuando se dice que no obstante
haberse destinado ingentes recursos en educación, seguridad, salud, etc.
los resultados son pobres y todo parece indicar que el Estado está
mandando recursos a un barril sin fondo, porque la burocracia inoperante
e indolente no responde a las urgencias sociales. Es asì como se vuelve
indispensable, con la debida transparencia en los concursos públicos,
el reclutamiento, capacitación y el mejoramiento del talento humano
para promover el sumak kawsay, el buen vivir, o, como dice Marta
Harnecker, LA VIDA EN PLENITUD.
Portoviejo, 2 de noviembre de 2011
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