POR:
IVÀN DELGADO MARTÌNEZ
La Semana Santa debe ser para los buenos cristianos una gran oportunidad para la profunda reflexiòn teològica. No para recitar los preceptos del catolicismo sacramental establecido, "sino para las radicales preguntas que plantea (la NUEVA IGLESIA: la iglesia de los pobres), en el estilo autòctono con que surge y en una praxis nueva de fe que rompe y amplìa los màs audaces presupuestos teòricos".
Repetir romerìas, cansados sermones y demàs habituales liturgias, partes ciertamente del ritual catòlico, no es suficiente para entender los retos que deben asumir los verdaderos cristianos comprometidos con los humillados y ofendidos por el poder econòmico y demàs poderes fàcticos. Muchas veces santificadas por jerarquìas eclesiàsticas en maridaje con el poder oligàrquico que como justificaciòn dicen:"SI DIOS DA QUE SAN PEDRO LO BENDIGA".
¿Es acaso posible (!aberración sin nombre!) considerar la riqueza, producto de la avaricia, del negocio ilegal, del enriquecimiento injustificado, etc. bendita? ¿Se puede, Cristo llamò pecado mortal, legalizar la riqueza con el aval de la iglesia? No creo tal cosa si hablamos de la nueva iglesia, la iglesia contestataria, porque el Cristo històrico que muchos reivindicamos, fue el primero que planteò el voto de pobreza y estableciò como requisito a sus apòstoles despojarse de los bienes terrenales.
Asì naciò el Cristo revolucionario contra los poderes establecidos. Y fue crucificado justamente por defender a los humildes y desheredados. Por eso pastores rebeldes que cuidan a su rebaño, como Camilo Torres, desde el pùlpito arengan a sus feligreses diciendo que ser cristiano es ser revolucionario, y que el deber de todo revolucionario es hacer la revoluciòn. Esta es la postura de los verdaderos cristianos que interpelan a sus jerarquìas entreguistas y aliadas al poder oligàrquico, que convierten la fe en "un sentimiento e, incluso, en un sentimentalismo. En pura religiosidad vacìa. No sirve para modificar al mundo, sino para aceptarlo como està"
!Ojalà! la Semana Santa sirva para la reflexiòn profunda de creyentes y profanos, para que comprendan que la VOZ DEL PUEBLO ES LA VOZ DE DIOS.
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