¡ALERTA!
A lo
largo y ancho del país ya se organizan clubes electorales, cofradías de
oportunistas y galladas de adulones, con el propósito determinante de ganar
espacio en el tablero político y con miras de ser tomados en cuenta para tal o
cual propósito. Unos, los más "iluminados", para postular como
candidatos o para los altos puestos de gobierno; otros, con vocación de
amanuenses, listos para sus papeles secundarios en esto que todavía se llama
feria electoral, propia de la democracia formal representativa donde se cotiza
el favor popular con inaudito desparpajo.
De estas perversas prácticas políticas no
se salvan ni siquiera los partidos y movimientos honestos -aquellos que definen
un marco ideológico preciso y un orden ético concreto- que están dispuestos a construir
un orden nuevo dentro de la democracia participativa, deliberativa y
protagónica. Entre ellos, Alianza País (o mejor dicho los oportunistas que
nunca faltan) que tiene como responsabilidad el rol histórico de edificar una
patria altiva y soberana dentro del denominado Socialismo del Siglo XXI.
Lamentablemente esta ideología hasta ahora resulta poco analizada y debatida
por las bases que al final de cuentas son las que motorizan la historia.
Sobre todo -insisto- no se salvan de esto
los "líderes" de tercera y cuarta categoría, porque especialmente
ellos, que asoman como redentores, irresponsablemente responden a los vicios
burgueses como el subjetivismo y el oportunismo grosero que irrita a los
ciudadanos honestos y transparentes que votan por una propuesta de cambio y son
engañados. Y que de manera frontal, como corresponde, deberían ser aliados
incondicionales a la revolución ciudadana y del socialismo libertario.
Es por ello que los ciudadanos debemos
mantenernos centinelas para que no "se perfeccione el funeral de la
democracia" y que las elecciones deban ser mecanismos para afianzar la
institucionalidad, la seriedad política y el fortalecimiento de la economía
para servicio de todo un país que no puede perder la esperanza. De resultar de
otro modo, es decir que triunfe los rezagos de la partidocracia, seguramente
volveríamos a viejas formas disolventes y delictuales de triste recuerdo para
los ecuatorianos.
POR: IVAN TIMOSHENKO DELGADO MARTINEZ
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