POR:
IVÀN DELGADO MARTÌNEZ
Calificar de populista y tambièn de fascista, cesarista y bonapartista al presidente Correa, es la estrategia de de derecha dura, del centro izquierda veleidoso, de la izquierda "iluminada" y de la iglesia reaccionaria carentes de credibilidad y de apoyo ciudadano. El propòsito: intentar desacreditar la propuesta de cambio popular en democracia de la manera màs torpe y ordinaria, que se desbarata con el elemental anàlisis sociològico y el mìnimo argumento polìtico.
Andrès Paez, alto dirigente de la otrora gloriosa Izquierda Democràtica, es uno -entre otros rabiosos opositores- de los màs agrios detractores de la revoluciòn ciudadana y del socialismo del siglo XXI; apoyàndose en argumentos primarios sobre el orìgen de la polìtica fascistoide europea, para pretender desbaratar, con falsos silogismos, un cuerpo de doctrina econòmico-polìtica construìda por un grupo de cientistas sociales, entre los que destacan, por bagaje intelectual, su vehemencia polìtica y eticidad puesta a toda prueba, Heinz Dieterich Esteffan, Samir Amin, Noam Chomsky, entre otros.
A esta revoluciòn en construcciòn y a su lìder emblemàtico, Andrès Paez descalifica con peregrinos argumentos, apoyado por diario EL COMERCIO, a travès de una muy bien montada entrevista a pàgina entera y en lugar preferencial y de forma sospechosa, que francamente demuestra la complicidad de la prensa sesgada con la rancia partidocracia corrupta, para inutìlmente intentar frenar el avance inexorable del cambio rotundo, popular y participativo en democracia.
Ciertamente entristece, a màs de provocar estupor y desaliento, caer en cuenta que un polìtico jòven e inteligente llegue al extremo, estimulado por odios y rencores, de caer en actitudes necias y mal intencionadas por saber que pierde espacio polìtico y liderazgo, a causa de una propuesta de gobierno que hace bien las cosas y con sentido de patria. Cuesta entender que a la mayorìa de opositores los une el deseo insensato de la obstrucciòn desesperada, por que no estàn pensando en el futuro del paìs sino mañosamente en las pròximas elecciones.
A todos ellos les quita el sueño y los descompone suponer que para bien de la repùblica hay Correa para largo, y que esta propuesta ciudadana de cambio rotundo, que siempre necesitarà dialècticamente de ajustes y recomendaciones para corregir falencias, se consolida dìa a dìa no obstante la labor de zapa de los eternos agoreros de la desolaciòn y el desastre. Por todo esto, es prudente que la ciudadanìa identifique a todos aquellos que engañan y le mienten a los ecuatorianos. Y, particularmente, al dirigente de la Izquierda Democràtica decirle, para desbaratar sus cerdosos argumentos, ANDRÈS, ANDRÈS...¡No te hagas el inglès!.
Portoviejo, 21 de junio de 2011
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